Una veintena de leoneses se reúnen en torno a este río a su paso por la capital para limpiar la basura acumulada en los cauces, escolleras e isletas. Son conocidos como Amigos del Mocho.

Colchones, bolsos, carteras, cajas de música, bicicletas, carros de supermercado o radios de vehículos son algunos de los objetos más extraños que a menudo acaban en el río Bernesga a su paso por la capital. Desechos que se acumulan en los cauces, escolleras e isletas «ofreciendo una imagen lamentable de León» y «sin que preocupe demasiado a las instituciones», como denuncia José Luis García Lorenzo, uno de los leoneses que desde hace cerca de un año se convierten en improvisados barrenderos una vez al mes. Apodados como Amigos del Mocho ‘de puente a puente y limpio con la gente decente’, estos ciudadanos anónimos recorren diferentes tramos del río recogiendo la basura de forma altruista. Lo que en su día comenzó como una simple acción de una pareja «entregada al bien común», hoy se ha convertido en un pequeño ‘ejército’ dispuesto a combatir la suciedad que causa la mano del hombre.

«Desde hace años suelo pasear a menudo por las inmediaciones del Bernesga y siempre que veía basura me indignaba», recuerda José Luis. «Un día vi cómo dos personas estaban limpiando, me parecieron dos héroes anónimos de verdad». Más tarde «entablé relación con uno de ellos y se nos ocurrió hacer algo más formal que no nos comprometiera a nada serio, pero que continuase de forma periódica con esta labor». Esos fueron los primeros pasos de un grupo al que en la actualidad dan vida en torno a una veintena de personas. «Solemos quedar el primer domingo de mes a las 10.30 en la bolera de San Marcos», señala el fundador. «Depende del día, a veces sólo somos cinco personas y otras rondamos la treintena». Según relata José Luis, acuden desde niños de siete años a ancianos. «El boca a boca entre amigos y familiares o mucha de la gente que nos ve limpiar ha servido para que crezcamos en número». Eso y su presencia activa en las redes sociales les ha valido para darse a conocer.

En cada jornada —que se extiende a lo largo de dos horas— pueden llegar a recoger hasta 20 bolsas de basura que al terminar depositan «en una papelera cercana para que los servicios de limpieza del Ayuntamiento puedan recogerlo con facilidad». También lo hacen como reclamo para llamar la atención. «Las administraciones deberían velar por la limpieza del río del mismo modo que lo hacen por la del resto de la ciudad», reclama José Luis, testigo directo de esta inacción. «Vivo frente al río y sólo he visto a los servicios de limpieza una vez, después de uno de los macrobotellones que se organizan con motivo de las fiesta de San Juan y San Pedro».

Un trabajo coordinado

Desde el grupo Amigos del Mocho abogan porque toda la zona del Bernesga se adecente cada cierto tiempo. «No queremos pasarle la patata caliente a la Confederación Hidrográfica del Duero sin más, sino que haya también una implicación de los ciudadanos». Una ‘simbiosis’ perfecta que devuelva todo su esplendor a «una de las zonas más bellas de la ciudad».

Desde San Marcos al puente de los Leones, pasando por la zona de Espacio León, hasta Eras de Renueva. No hay límite en la misión de estos amigos ni escombros lo suficientemente grandes. «Hemos llegado a sacar neumáticos, triciclos, medicamentos o como este pasado domingo, un colchón viejo», subraya una de las cabezas visibles de este grupo. Asegura que mucha de la basura está asociada a los cada vez más numerosos pescadores que se agolpan en los alrededores del Bernesga. «No es que todos dejen restos, pero sí hemos notado un aumento de latas de cerveza y otros objetos». Por ahora nadie les ha puesto inconvenientes para llevar a cabo este acto lúdico que volverán a repetir el próximo 1 de mayo. Hasta entonces, el río Bernesga se ve hoy más aseado que nunca.